Dietas
radicales ¡Peligrosas!
Un reciente estudio realizado
en adolescentes norteamericanas demuestra que las dietas
radicales pueden llevar a un cambio metabólico y
a un aumento de peso, en lugar de una reducción,
como se pretendía.
adelgazar.net
Podemos considerar
a una dieta como radical cuando se saltan comidas, se usan
laxantes, o se utilizan procedimientos similares para adelgazar.
Su denominador común es la falta de control médico,
el desconocimiento y la pretensión de obtener resultados
a corto plazo.
Esta privación incontrolada y/o
brusca de nutrientes puede dejar a nuestro organismo sin
ciertos elementos necesarios (vitaminas, minerales...),
sobre todo en etapas de desarrollo. Por eso, estas dietas
pueden ser peligrosas. Pero además, parecen ser contraproducentes
en cuanto a la reducción de peso se refiere.
Un reciente estudio realizado en Estados
Unidos sobre chicas adolescentes (aunque sería razonable
extender sus conclusiones al resto de la población)
indica que los regímenes radicales ocasionan un cambio
en nuestro metabolismo. El cuerpo se ve bruscamente privado
de nutrientes y reacciona de una forma lógica en
la naturaleza: restringe el consumo de calorías en
previsión de que esta privación se repita
en el futuro o sea duradera. Cuestión de mera supervivencia
en un medio natural lleno de privaciones e inseguridades.
El resultado es que no sólo no se
adelgaza, sino que al reducirse el metabolismo se puede
llegar engordar, según demostró el estudio,
realizado durante cuatro años en 496 chicas adolescentes
de Austin (Texas, USA). Fue publicado el pasado mes de abril
en la revista "Journal of Consulting and Clinical Psychology",
de la Asociación Psicológica Estadounidense.
Estos resultados (que para los expertos
no son sorprendentes), aconsejan seguir
dietas razonables y continuas en el tiempo, en las que se
coma de todo pero menos cantidad, y realizar ejercicio físico
adecuado a la edad y condiciones de la persona. Y
muy recomendable, hacerlo todo bajo supervisión médica.
Otros resultados también interesantes
de la investigación son, en primer lugar, que las
personas deprimidas tienen una mayor tendencia a engordar.
No se sabe si es porque utilizan la comida para distraerse,
o quizá porque les pueda faltar serotonina. Este
defecto de serotonina, frecuente en personas deprimidas,
podría llevarles a un mayor consumo de hidratos de
carbono.
En segundo lugar, el estudio determinó
que otro factor que favorece el sobrepeso es tener padres
obesos, ya sea por razones genéticas o por los hábitos
alimenticios que se inculcan a los hijos.
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