Las
Concecuencias del Tabaco
A finales del siglo XIX empezó a sospecharse que
podía existir algún tipo de relación
entre el consumo de tabaco y la incidencia de algunas enfermedades.
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Sin embargo, el vínculo causal de
este producto con respecto a distintas dolencias no se demostró
científicamente hasta mediados del siglo XX. En la
actualidad las evidencias son claras y permiten afirmar
que fumar tabaco, y en especial cigarrillos, constituye
un factor causal y/o agravante de las siguientes enfermedades.
Enfermedades cardiovasculares
Constituyen la principal causa de muerte
en España. El consumo de tabaco es uno de los principales
factores de riesgo y es el responsable directo del 30% de
todas las cardiopatías coronarias. Debido a su capacidad
de favorecer la aparición de arteriosclerosis, los
cigarrillos no sólo incrementan la mortalidad y la
morbilidad por cardiopatía coronaria, enfermedad
arterial periférica y dolencias cerebro-vasculares,
sino también el riesgo de padecer angina de pecho
y aneurisma aórtico.
El consumo de tabaco, la hipertensión
y la hipercolesterolemia son los tres factores que producen
un mayor riesgo de cardiopatía coronaria.
Sin embargo, el primero, cuando están presentes los
otros dos, ejerce un efecto sinérgico sobre la muerte
cardiovascular al potenciar los efectos de los otros agentes,
y hace que la mortalidad global sea superior a la derivada
de la combinación de los efectos independientes de
los tres factores.
Cuando una persona deja de fumar disminuye
su riesgo de fallecer por cardiopatía coronaria.
Este peligro decrece con el tiempo de forma que, transcurrido
un año desde que se ha abandonado el consumo, es
ya mucho menor, y una vez transcurridos más de 15
años desde que se ha dejado de fumar, se acerca al
de una persona que no ha lo ha hecho nunca.
Enfermedades respiratorias
no tumorales
El tabaco es el principal factor causal
de las enfermedades respiratorias no tumorales. La incidencia
de tos y expectoración es tres veces más elevada
en los fumadores, que además presentan niveles de
función pulmonar disminuidos, así como un
riesgo incrementado de bronquitis y otras enfermedades crónicas
del aparato respiratorio. Más del 90% de los casos
de bronquitis se deben al consumo de este producto.
En la mayoría de los estudios referidos
a enfermedades respiratorias, se ha demostrado la existencia
de una relación dosis-respuesta; es decir, a mayor
número de cigarrillos consumidos diariamente, mayor
es la probabilidad de desarrollarlas. El riesgo de contraer
una bronquitis se halla influenciado también por
la edad de inicio al tabaco, la cantidad diaria fumada y
el número de años en los que se ha mantenido
dicho hábito.
En las personas que dejan el tabaco se
observa una disminución del riesgo de mortalidad
en comparación con las que continúan con él.
El peligro residual de muerte para los exfumadores está
también determinado por la duración previa
del consumo, así como por el numero de cigarrillos
diarios fumados a lo largo de los años.
Tabaco y Cáncer
El tabaco es el principal factor causal
del cáncer de pulmón, laringe y cavidad bucal.
Su consumo es el responsable del 80 y 90% de los casos de
cáncer de pulmón en los hombres y su importancia
en las mujeres está aumentando tan rápidamente
que, en los países donde éstas empezaron primero
a fumar masivamente, la muerte por esta causa ha desplazado
al fallecimiento por cáncer de mama, más común
entre las mujeres. El riesgo de desarrollar un cáncer
de pulmón se halla estrechamente relacionado con
el número de cigarrillos fumados y la edad de inicio
del consumo. Un solo cigarrillo al día aumenta el
peligro de desarrollar un tumor maligno.
El tabaco es también un factor causal
bien establecido del cáncer de esófago y de
vejiga urinaria. También se asocia el consumo de
tabaco con un mayor riesgo de muerte por cáncer de
riñón, páncreas y cuello del útero.
El tabaco es el responsable directo del 30% de todas las
muertes por cáncer. En los de cavidad bucal, laringe
y esófago, el consumo de bebidas alcohólicas
actúa de forma sinérgica con el tabaco y potencia
así su efecto cancerígeno.
Los fumadores que dejan su hábito
reducen de forma importante el riesgo de contraer cáncer
de pulmón. Así, pasados entre 10 y 15 años
desde que se ha abandonado el consumo, el peligro se acerca
al de las personas que no han fumado nunca.
Tabaco y problemas de
salud para la mujer
Las mujeres, además de estar expuestas
a los mismos riesgos que el consumo de tabaco ocasiona en
los hombres, están sometidas a otros adicionales.
En los últimos quince años, se han empezado
a descubrir algunos problemas que este producto provoca
de forma específica en las mujeres; entre ellos los
más importantes son los siguientes:
- Incremento del riesgo cardiovascular
en mujeres que utilizan contraconceptivos orales. El tabaco
ejerce un efecto multiplicador de los peligros de enfermedades
coronarias en las fumadoras que toman anticonceptivos. La
posibilidad de padecer un infarto de miocardio en estos
casos aumenta aproximadamente diez veces.
- Adelanto de la menopausia y osteoporosis.
Las mujeres que consumen tabaco sufren un adelanto medio
en la interrupción de la menstruación de entre
dos y tres años con respecto a las que nunca han
fumado. En estos momentos, se está estudiando la
posible relación que puede existir entre este hecho
y la pérdida prematura de masa ósea.
- Consumo de tabaco y arrugas. La aparición
de pliegues en el rostro es un fenómeno natural y
prácticamente universal entre las personas mayores,
ya sean hombres o mujeres. Sin embargo, existen evidencias
de que el tabaco produce sequedad cutánea y acelera
la aparición de arrugas en la cara de forma prematura.
Éste es un fenómeno que si bien no puede considerarse
como un problema de salud grave para las mujeres, sí
debe ser comentado, aunque sólo sea para contrarrestar
la imagen que la publicidad ofrece de las supuestas consumidoras:
atractivas jóvenes de rostros radiantes.
Tabaco y úlcera
duodenal
La úlcera duodenal es más
frecuente entre las personas que fuman que entre las que
no lo hacen y existe una clara relación dosis-respuesta
que es independiente de cualquier otra posible conexión
con el consumo de bebidas alcohólicas o café.
Por otro lado, los sujetos que padecen úlcera y no
consumen tabaco se curan con mayor rapidez y presentan menos
riesgos de recaída.
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